A fines de 1980, hubo un creciente deseo de la mayoría de las repúblicas de mayor autonomía y la democratización.
En 1989, el nacionalista Slobodan Milosevic ganó la presidencia en Serbia. Milosevic, con su visión de una “Gran Serbia” libre de todas las otras etnias, manipulando los medios de comunicación serbios y jugó con los temores y sentimientos nacionalistas.
Otras repúblicas yugoslavas celebraron sus primeras elecciones libres en 1990. Un partido nacionalista ganó en Croacia, y ganó un partido musulmán en Bosnia-Herzegovina. Las repúblicas de Eslovenia y Croacia declararon su independencia en 1991.
Debido a su fuerte poder militar y pequeña población de los serbios, Milosevic permitió a la secesión de Eslovenia con poca resistencia.
La declaración de independencia de Croacia, sin embargo, se encontró con una guerra que duró hasta 1992.