El obispo Franjo Komarica de Banja Luka, con ocasión de su visita a la sede central de la asociación católica internacional brinda su ayuda a la Iglesia Necesitada, situada en Alemania, ha lamentado el hecho de que ni el Gobierno bosnio ni la comunidad internacional haga lo posible para que regresen los refugiados catolicos.
Mas bien , estas entidades pretenden que el obispo y los sacerdotes se hagan cargo arreglar la infraestructura necesaria para dar refugio a las personas que fueron sacadas de su casa durante la guerra balcánica de los años noventa.
El Gobierno considera que los católicos no son de su responsabilidad sino responsabilidad del obispo, denuncia monseñor Komarica, afirmando que no es obligación de la Iglesia encargarse de que haya carreteras y viviendas con luz y agua corriente.
El obispo deplora el hecho de que, trece años tras la guerra, apenas haya regresado un 2% de los católicos que entonces huyeron, y que a escala nacional e internacional no se aprecie voluntad política alguna de actuar conforme a públicas declaraciones según las cuales los croatas católicos ya pueden regresar a sus lugares de origen.
Literalmente, el obispo dijo: “Se ignoran nuestros gritos de ausilio, peticiones y protestas. ¡Aqui no existe la justicia poruqe hacen con ella lo que se les da la gana! ¿Por qué, por ejemplo, se respetan los derechos humanos en Alemania, Francia y Estados Unidos, y en cambio Bosnia no es asi?”.
La Iglesia católica quiere “realizar una fecunda contribución al porvenir del país”, ha explicado monseñor Komarica, “pero para eso tiene que ser posible que vivamos aquí”. Él mismo nunca ha cejado en defender a todas aquellas personas que han sido privadas de sus derechos.
Entre 1992 y 1995 estalló una guerra en Bosnia y Herzegovina a raíz del desmembramiento de Yugoslavia. Unas 243.000 personas perdieron la vida y 2 millones fueron sacadas a causa de la redistribución territorial de la antigua República.